viernes, 1 de abril de 2011

ADOLESCENTES REBELDES

La etapa de la adolescencia es habitualmente complicada. La necesidad del adolescente de adoptar sus propios patrones sociales y conductuales y que, en general, evitan adoptar los de los padres, habitualmente los enfrenta con ellos. Por eso las conductas y reacciones del adolescente tratan de oponerse y diferenciarse lo más posible de las esperadas por los padres. Mientras dura este período adaptativo existe el riesgo que el adolescente adopte conductas y métodos de vida extremos que lo alejen de la familia y lo pongan en riesgo de contactarse y adoptar figuras ejemplares muy distintas a las de sus padres.
¿Cómo tratarlo?
Piense en lo anterior, su hijo quiere ser distinto, lo cual no es necesariamente malo.
Respete sus costumbres siempre que no afecten su salud ni las normas sociales básicas. Deje que use su pelo como quiera, ningún daño puede venir de eso, como tampoco si usa o no aros o se viste de tal o cual forma. No se mofe de él (recuerde su propia adolescencia) el adolescente puede parecer muy seguro, pero es extremadamente sensible y frágil a las opiniones de los mayores.
Por supuesto que no puede tolerar el uso de marihuana o alcohol en exceso, pero si Ud. previamente le había demostrado sus principios y prevenido de ellos, seguro que no lo intentará.
Déjelo que tome decisiones que influirán en su vida. Si no está de acuerdo argumente con razones como con cualquier adulto. No se imponga con autoridad ni menos con gritos o denuestos. Dese tiempo para estas conversaciones, la práctica de los deportes, los paseos, las aficiones comunes son la oportunidad para ello. Deje claramente establecido lo que a Ud. no le gusta y que Ud. no haría, y escuche las razones que él tiene para adoptar las conductas en discusión. Como siempre, reconozca sus aciertos y éxitos, y elógielos.
No critique pequeñas fallas o defectos y si son evidentes ayúdelo a corregirlos o superarlos.
Como principio básico convénzase que Ud. no tiene siempre la verdad y que puede haber más de una verdad y tambíen que lo que piensa o hace su hijo puede estar bien.
Su experiencia no le sirve a él. Si Ud. lo critica con frecuencia su hijo buscará otras personas, que sean más tolerantes, con las que conversar.
Por otra parte su hijo tiene como hecho normal una lasitud y falta de ánimo propias de su edad. No lo critique por ello, si se levanta tarde o duerme demasiado, ni tampoco si no lo ayuda con los trabajos caseros.
Recuerde que el siente que es su casa, no la de él y que cuando llegue el momento el trabajará con esfuerzo en su hogar.
Pídale colaboración de buenas maneras y agradézcale cuando le ayude, logrando una relación de dos adultos. Ya no le ordene lo que tiene que hacer.
En cuanto al uso del dinero, asígnele una mesada según sus posibilidades, pero no transe en aumentarla si le falta a fin de mes. Esta es una oportunidad de enseñarle el valor del dinero y las responsabilidad de administrarlo. Si el dinero se le acaba antes de fin de mes, no se ría de él. Si tiene que prestarle un poco más, hágalo como lo haría con un amigo y dígalo que se lo descontará del próximo mes.
Las salidas y los llamados telefónicos son otra fuente de discusión. Evítelas fijando, de común acuerdo, los límites de ambos.
Es aconsejable que otros miembros de la familia también participen en la decisión. Si Ud. quiere que lo llame desde donde se encuentra durante las salidas nocturnas, dígale la verdad; no es para controlarlo sino porque Ud. lo quiere y no quiere que nada malo le pase.
Si está de mal genio, déle espacio y tiempo para que se relaje y se calme. No le pregunte qué le pasa frecuentemente, pero aproveche cada oportunidad que le dé para que le cuente sus problemas .
Tóme sus problemas como si fueran propios, escúchelo, no lo deje hablando, ni lea mientras él habla, etc.
Si bien los adolescentes usan un lenguaje propio y frecuentemente grosero no tolere este tipo de lenguaje para con Ud. Dígale que si Ud. no lo usa prefiere que hable normalmente en el caso suyo.
No permita que profiera insultos para con Ud. o con otros miembros de la familia. Recuerde que Ud. no lo hace y él tampoco debe hacerlo en familia. Si explota en gritos, recuérdele que la calma y las explicaciones son más efectivas.
Enséñele a razonar aunque sea con vehemencia y no espere ganar siempre. Todo lo contrario acostúmbrese a perder frecuentemente.
Conductas preocupantes son la sospecha del uso de drogas o las ideas suicidas que pueden aparecer a esta edad. Si Ud. cree que existen esas posibilidades, llame a su médico y pídale consejo, puede que necesite apoyo sicológico.

Igualmente si el jóven no asiste al colegio y baja su rendimento puede ser necesario que Ud. consulte con un sicólogo después de haber hablado con sus profesores.
MI OPINION ES:QUE SI LOS PADRES NO COMPRENDEN A SUS HIJOS PUEDE SER QUE PUEDAN METERSE EN DROGAS Y ANDAR POR UN MAL CAMINO Y POR ESO LES DIGO A LOS PADRES QUE NOS COMPRENDAN .   

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