sábado, 4 de junio de 2011

la pedofilia en los niños y adolescentes

La historia demuestra que los niños sólo tardíamente representan una inquietud para los mayores.

Un problema real, que esta saliendo a la luz pública.
Se calcula que una de cada cuatro niñas y uno de cada ocho niños serán sexualmente agredidos antes de cumplir 16 años. En el 90 por ciento de las veces el abusador es un hombre y en más de un 80 por ciento de los casos será un conocido.

Ante un círculo de silencio de padres, vecinos y niños que no quieren hablar, buenos son todos los esfuerzos posibles a través de los medios de comunicación para llegar a la detección precoz.
En Chile sabemos que existe un número indeterminado de niños abusados, pero no es posible distinguir a las víctimas de pedofilia, porque son silenciosos. Sólo en la medida en que se empiece a conversar, comenzará a prevenirse.
Pensamos que es el momento de decirles a los papás que la pedofilia puede pasar en sus casas, que entiendan que el abuso sexual de menores, generalmente, viene de parte de personas cercanas, no se trata de crear pánico ni desconfianza irracional, solo hablar del tema, solo prevenir.
Hay que educar a los niños, y eso pasa por el hogar en su primera instancia, luego por los profesores, por los médicos en sus controles periódicos con los niños y sus padres, por los periodistas, por que se hable del problema finalmente.
No es alarmar, sino hacer que la gente abra los ojos y sepa que el tema existe.

En 1995 se modifico la ley y esta dejó muy claro y sancionado todo lo que dice relación con el abuso sexual de menores, pero no se tocaron aspectos vinculados:

1.-A prostitución infantil,
2.-Pedofilia,
3.-Persona que paga por tener acceso a un niño, pornografía de menores y su difusión.

De ahí que hay instancia que promueven interesantes e importante ajustes a la legislación:
1.-Abordar el tema de la prostitución infantil y sancionar fuertemente al que mantiene el negocio;
2.-Sancionar al que paga por tener acceso a un niño, compra videos y en definitiva al que fomenta el comercio;
3.-Y el delito de rufianería, que en doctrina se conoce como el delito de la persona que se mantiene económicamente mandando a un niño a prostituirse. No es el que tiene el negocio, sino la persona que puede ser el padre o la madre, que ejerce cierta autoridad sobre el menor.
4.- Por último, falta legislar sobre la divulgación y el empleo de niños en videos de pornografía.
Hoy está sancionado usar a menores de 12 años en videos, ¿pero qué pasa con los niños de entre 12 y 18 años? Ese grupo queda muy expuesto, porque nadie le puede decir nada al que lo está utilizando.

La propuesta, entonces, apunta a subir ese límite de edad a los 15 años, considerando que es el período en que los adolescentes "están despertando sexualmente y definiendo su identidad, por lo que podrían caer en una confusión absoluta. Esos precisamente son los que están fotografiados en Internet"
Definición de abuso sexual.Los abusos sexuales a menores son actitudes y comportamientos que realiza un adulto (generalmente varón) para su propia satisfacción sexual, con una niña, niño o adolescente.
Para conseguir su objetivo emplea la manipulación emocional como chantajes, engaños, amenazas, etc. y, sólo en algunos casos, la violencia física.
OPINION: Hay muchos niños y adolescentes que son victimas de una violacion , por que las personas adultas sienten una atraccion en ellos , algunas personas les drogan y abusan de ellos y los niños o adolescentes sufren en transtorno a causa de ello.
ATENTAMENTE: MARTIN HUAMAN HUAMAN

la autoestima de los adolescentes

La autoestima es un conjunto de percepciones, pensamientos, evaluaciones, sentimientos y tendencias de comportamiento dirigidas hacia nosotros mismos, hacia nuestra manera de ser y de comportarnos, y hacia los rasgos de nuestro cuerpo y nuestro carácter. En resumen, es la percepción evaluativa de uno mismo.[1]
La importancia de la autoestima estriba en que concierne a nuestro ser, a nuestra manera de ser y al sentido de nuestra valía personal. Por lo tanto, no puede menos de afectar a nuestra manera de estar y actuar en el mundo y de relacionarnos con los demás. Nada en nuestra manera de pensar, de sentir, de decidir y de actuar escapa a la influencia de la autoestima.
En virtud de este razonamiento, incluso los seres humanos más viles merecen un trato humano y considerado. Esta actitud, no obstante, no busca entrar en conflicto con los mecanismos que la sociedad tenga a su disposición para evitar que unos individuos causen daño a otros—sea del tipo que sea—.
Fundamentos de la autoestima
La capacidad de desarrollar una confianza y un respeto saludables por uno mismo [y por los demás] es propia de la naturaleza de los seres humanos, ya que el sólo hecho de poder pensar constituye la base de su suficiencia, y el único hecho de estar vivos es la base de su derecho a esforzarse por conseguir felicidad. Así pues, el estado natural del ser humano debería corresponder a una autoestima alta. Sin embargo, la realidad es que existen muchas personas que, lo reconozcan o no, lo admitan o no, tienen un nivel de autoestima inferior al teóricamente natural.[4]
Ello se debe a que, a lo largo del desarrollo, y a lo largo de la vida en sí, las personas tienden a apartarse de la autoconceptualización [y conceptualización] positivas, o bien a no acercarse nunca a ellas. Los motivos por los que esto ocurre son diversos, y pueden encontrarse en la influencia negativa de otras personas, en un autocastigo por haber faltado a los valores propios [o a los valores de su grupo social], o en un déficit de comprensión o de compasión por las acciones que uno realiza[4] [y, por extensión, de las acciones que realizan los demás].
Indicios positivos de autoestima
(Adaptados de D.E. Hamachek, Encounters with the Self, Rinehart, Nueva York, 1971).
La persona que se autoestima suficientemente:
  1. Cree con firmeza en ciertos valores y principios, y está dispuesta a defenderlos incluso aunque encuentre oposición. Además, se siente lo suficientemente segura de sí misma como para modificarlos si la experiencia le demuestra que estaba equivocada.[1]
  2. Es capaz de obrar según crea más acertado, confiando en su propio criterio, y sin sentirse culpable cuando a otros no les parezca bien su proceder.[1]
  3. No pierde el tiempo preocupándose en exceso por lo que le haya ocurrido en el pasado ni por lo que le pueda ocurrir en el futuro. Aprende del pasado y proyecta para el futuro, pero vive con intensidad el presente.[1]
  4. Confía plenamente en su capacidad para resolver sus propios problemas, sin dejarse acobardar fácilmente por fracasos y dificultades. Y, cuando realmente lo necesita, está dispuesta a pedir la ayuda de otros.[1]
  5. Como persona, se considera y siente igual que cualquier otro; ni inferior, ni superior; sencillamente, igual en dignidad; y reconoce diferencias en talentos específicos, prestigio profesional o posición económica.[1]
  6. Da por sentado que es interesante y valiosa para otras personas, al menos para aquellos con los que mantiene amistad.
  7. No se deja manipular, aunque está dispuesta a colaborar si le parece apropiado y conveniente.
  8. Reconoce y acepta en sí misma diferentes sentimientos y pulsiones, tanto positivos como negativos, y está dispuesta a revelárselos a otra persona, si le parece que vale la pena y así lo desea.
  9. Es capaz de disfrutar con una gran variedad de actividades.
  10. Es sensible a los sentimientos y necesidades de los demás; respeta las normas sensatas de convivencia generalmente aceptadas, y entiende que no tiene derecho —ni lo desea— a medrar o divertirse a costa de otros.
OPINION:  las personas que tienen una autoestima baja se sienten un poco deseccionados de si  mismo al no poder ser como los otros , ellos  al sentirse que  son feos o tienen un defecto se separan de las otras personas y se alejan por un tiempo para que no se burlen de ellos.
ATENTAMENTE: MARTIN HUAMAN HUAMAN 

el embarazo en las adolescentes



DEFINICION DEL EMBARAZO:

  La OMS define como adolescencia al "período de la vida en el cual el individuo adquiere la capacidad reproductiva, transita los patrones psicológicos de la niñez a la adultez y consolida la independencia socio – económica" y fija sus límites entre los 10 y 20 años.
    Es considerada como un periodo de la vida libre de problemas de salud pero, desde el punto de vista de los cuidados de la salud reproductiva, el adolescente es, en muchos aspectos, un caso especial
    En muchos países, los adolescentes llegan a representar del 20 al 25% de su población. En 1980 en el mundo habían 856 millones de adolescentes y se estima que en el 2000 llegarán a 1,1 millones. La actividad sexual de los adolescentes va en aumento en todo el mundo, incrementando la incidencia de partos en mujeres menores de 20 años.
    Por los matices según las diferentes edades, a la adolescencia se la puede dividir en tres etapas:
1. – Adolescencia Temprana (10 a 13 años)
    Biológicamente, es el periodo peripuberal, con grandes cambios corporales y funcionales como la menarca.
    Psicológicamente el adolescente comienza a perder interés por los padres e inicia amistades básicamente con individuos del mismo sexo.
    Intelectualmente aumentan sus habilidades cognitivas y sus fantasías; no controla sus impulsos y se plantea metas vocacionales irreales.
    Personalmente se preocupa mucho por sus cambios corporales con grandes incertidumbres por su apariencia física.
2. – Adolescencia media (14 a 16 años)
    Es la adolescencia propiamente dicha; cuando ha completado prácticamente su crecimiento y desarrollo somático.
    Psicológicamente es el período de máxima relación con sus pares, compartiendo valores propios y conflictos con sus padres.
    Para muchos, es la edad promedio de inicio de experiencia y actividad sexual; se sienten invulnerables y asumen conductas omnipotentes casi siempre generadoras de riesgo.
    Muy preocupados por apariencia física, pretenden poseer un cuerpo más atractivo y se manifiestan fascinados con la moda.
3. – Adolescencia tardía (17 a 19 años)
    Casi no se presentan cambios físicos y aceptan su imagen corporal; se acercan nuevamente a sus padres y sus valores presentan una perspectiva más adulta; adquieren mayor importancia las relaciones íntimas y el grupo de pares va perdiendo jerarquía; desarrollan su propio sistema de valores con metas vocacionales reales.
    Es importante conocer las características de estas etapas de la adolescencia, por las que todos pasan con sus variaciones individuales y culturales, para interpretar actitudes y comprender a los adolescentes especialmente durante un embarazo sabiendo que: "una adolescente que se embaraza se comportará como corresponde al momento de la vida que está transitando, sin madurar a etapas posteriores por el simple hecho de estar embarazada; son adolescentes embarazadas y no embarazadas muy jóvenes".
OPINION: hay machas adolescentes que quedan embarazadas y dejan sus estudios , muchas de ellas al tener relaciones sexsuales piensan que estan disfrutando pero no se dan cuenta de los riesgos que hay y despues cuando se dan cuenta de la consecuencia que trae deciden abortar.
ATENTAMENTE: MARTIN HUAMAN HUAMAN

miércoles, 1 de junio de 2011

Una aproximación racionalista a la suerte incluye la aplicación de las leyes de la probabilidad y la elusión de creencias acientíficas. El racionalista siente que la creencia en la suerte es el resultado de un razonamiento pobre o pensamiento ilusorio. Para un racionalista, un creyente en la suerte comete la falacia lógica post hoc:
A ocurre (llevo mi camisa de la suerte) y entonces B ocurre (algo bueno)
Por tanto, A causó B
En la visión racionalista del mundo, la probabilidad sólo está afectada por relaciones causales confirmadas. Que un ladrillo caiga sobre una persona que camine bajo él, por tanto, no está en función de la suerte de dicha persona, sino que es el resultado de la colección de ocurrencias comprensibles (o explicables). Estadísticamente, cualquier persona que camine bajo el edificio tenía probabilidades de que le cayese el ladrillo.
Un acercamiento racionalista alternativo a la suerte es contrastarla con el control. La suerte es lo que sucede más allá del control de una persona. Este punto de vista incorpora fenómenos que son acontecimientos accidentales, por ejemplo el lugar de nacimiento de una persona, pero en los que no hay incertidumbre alguna o ésta es irrelevante. Dentro de este marco pueden diferenciarse tres tipos de suerte:
Suerte constitucional, es decir, con factores fuera del control de una persona porque no pueden ser cambiados. El lugar de nacimiento y la constitución genética son ejemplos típicos.
Suerte circunstancial, es decir, con factores que no pueden ser controlados porque se producen aleatoriamente. Los accidentes y epidemias son ejemplos típicos.
Suerte consecuente, es decir, con factores que no pueden controlarse por ser el resultado caprichoso de tus actos. Un ejemplo típico sería arrojar un piedra desde un acantilado. Como golpear a alguien que pase por debajo es consecuencia de numerosos factores fuera de tu control, entonces es cuestión de suerte.
Tanto la falacia del jugador como la falacia inversa del jugador explican algunos problemas de razonamiento de las creencias comunes en la suerte. Ambas implican negar la impredicibilidad de los sucesos aleatorios: «No he lanzado un seis en toda la semana, así que seguro que lanzaré uno esta noche.
LA SURTE NO EXISTE POR QUE LA SUERTE ES ALGO SUPERTICIAL QUE EN LA INFANCIA NOS HACEN CREER PERO LA SUERTE NUNCA A EXISTIDO Y POR ESO LA SUERTE ES ALGO QUE NO EXISTE OTRA COSA QUE ES LA CASUALIDAD
ATENTAMENTE:JHONATAN POZO GUTIERREZ

la suerte


LA SUERTE COMO FALACIA
Una aproximación racionalista a la suerte incluye la aplicación de las leyes de la probabilidad y la elusión de creencias acientíficas. El racionalista siente que la creencia en la suerte es el resultado de un razonamiento pobre o pensamiento ilusorio. Para un racionalista, un creyente en la suerte comete la falacia lógica post hoc:
A ocurre (llevo mi camisa de la suerte) y entonces B ocurre (algo bueno)
Por tanto, A causo bien
En la visión racionalista del mundo, la probabilidad sólo está afectada por relaciones causales confirmadas. Que un ladrillo caiga sobre una persona que camine bajo él, por tanto, no está en función de la suerte de dicha persona, sino que es el resultado de la colección de ocurrencias comprensibles (o explicables). Estadísticamente, cualquier persona que camine bajo el edificio tenía probabilidades de que le cayese el ladrillo.
Un acercamiento racionalista alternativo a la suerte es contrastarla con el control. La suerte es lo que sucede más allá del control de una persona. Este punto de vista incorpora fenómenos que son acontecimientos accidentales, por ejemplo el lugar de nacimiento de una persona, pero en los que no hay incertidumbre alguna o ésta es irrelevante. Dentro de este marco pueden diferenciarse tres tipos de suerte:
  1. Suerte constitucional, es decir, con factores fuera del control de una persona porque no pueden ser cambiados. El lugar de nacimiento y la constitución genética son ejemplos típicos.
  2. Suerte circunstancial, es decir, con factores que no pueden ser controlados porque se producen aleatoriamente. Los accidentes y epidemias son ejemplos típicos.
  3. Suerte consecuente, es decir, con factores que no pueden controlarse por ser el resultado caprichoso de tus actos. Un ejemplo típico sería arrojar un piedra desde un acantilado. Como golpear a alguien que pase por debajo es consecuencia de numerosos factores fuera de tu control, entonces es cuestión de suerte.
Tanto la falacia del jugador como la falacia inversa del jugador explican algunos problemas de razonamiento de las creencias comunes en la suerte. Ambas implican negar la impredicibilidad de los sucesos aleatorios: «No he lanzado un seis en toda la semana, así que seguro que lanzaré uno esta noche.»

[editar] La suerte como esencia

Hay también una serie de creencias espirituales o sobrenaturales sobre la suerte, variando ampliamente de unas a otras, aunque la mayoría coinciden en que puede influirse en la suerte con medios espirituales realizando ciertos rituales o evitando ciertas situaciones.
Una de estas actividades es la oración, una práctica religiosa en la que esta creencia es especialmente fuerte. Muchas culturas y religiones de todo el mundo ponen un especial énfasis en la habilidad de las personas para influir sobre su suerte por medios rituales, a veces incluyendo sacrificios, presagios o hechizos. Otros asocian la suerte con un fuerte sentido de superstición, es decir, una creencia de que ciertos actos tabú o benditos influencian la forma en que la suerte les favorecerá en el futuro.
Carl Jung definió el principio de sincronicidad como la «ocurrencial temporalmente coincidente de sucesos acasuales». Jung describió las coincidencias como un efecto del inconsciente colectivo.
Las religiones judeocristiana e islámica creen en la voluntad de un ser supremo más que en la suerte como principal influencia en los sucesos futuros. Los grados de esta divina providencia varían ampliante de una secta a otra, pero la mayoría la reconocen como una influencia parcial, si no completa, sobre la suerte. Estas religiones, en sus primeras etapas de desarrollo, contuvieron muchas prácticas tradicionales por sus razones. Todas ellas, en diferentes épocas, aceptaron los presagios y formas prácticas de sacrificios rituales para adivinar la voluntad de su ser supremo o para influir sobre su favoritismo.
Las religiones mesoamericana, como las de aztecas, mayas e incas, tenían creencias especialmente fuertes sobre la relación entre rituales y la suerte. En estas culturas, el sacrificio humano (tanto de voluntarios como de enemigos presos) era considerado una forma de complacer a los dioses y ganar sus favores para la ciudad que ofrecía el sacrificio. Entre los mayas, que también creían en las ofrendas de sangre, los hombres o mujeres que querían ganarse el favor de los dioses para atraer la buena suerte se hacían cortes y vertían su sangre sobre el altar de los dioses.
Muchas religiones africanas como el vudú y el hudú tienen fuertes creencias en la superstición. Algunas de ellas incluyen la creencia de que terceros pueden influir en la suerte individual. Las chamanes y brujas son amados y temidos por su habilidad para proporcionar buena o mala suerte a los que viven en pueblos cercanos a ellos.
OPINION: la suerte no existe por que es como una creencia, las personas cuando no tienen plata y se van a  jugar, hacen apuestas y ganan ellos se dicen que tuvieron suerte en ese momento, por eso muchas personas creen en la suerte y no se dan cuenta de la realidad.
ATENTAMENTE: MARTIN HUAMAN HUAMAN
El progreso de la enfermedad del VIH/SIDA esta coligado con las discrepancias sociales articuladas en disimilitudes que imperan en las oportunidades de resguardo y atención de la salud, en heterogéneos niveles socioeconómicos. La epidemia también se aúna con discordancias de orden social debido a que la prevalencia del VIH y la incidencia del SIDA son superiores en áreas donde la población le concierne a estratos socioeconómicos menores (1, 2, 3). Las disconformidades de género son otro aspecto de las distinciones mancomunadas con la epidemia, puesto que son un componente importante en las posibilidades de alcanzar niveles socioeconómicos de mejor o peor prerrogativa.(4,5)
En el contexto mundial, el programa de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA (ONUSIDA) decidió junto con sus copatrocinadores y asociados en 1998, centrar  la Campaña Mundial del SIDA en los jóvenes. Entre las razones principales figuro que mas del 50% de las nuevas infecciones por VIH/SIDA, se produjeron en jóvenes del grupo de edad de 10 a24 años. (6)
La epidemia ha tenido consecuencias importantes en la población adolescente y joven, al considerarse que en América Latina y el Caribe la mitad de todas la recientes infecciones se ostentaban en individuos menores de 25 años de edad y que la generalidad se contagiaba por la ruta sexual. (7,8) En México, del total de casos reportadas en el periodo 1993 – 1997, el 1.6% se ubico en grupo de los adolescentes (15 a 19 años de edad), y cuya característica particular es que preponderaba la vía de transmisión sexual; este aspecto esta fuertemente ligado a la prevalencia del 30% que se presento en el grupo de 20 a 29 años, por el periodo de latencia que asciende entre dos y 11 años; y mas recientemente en el 2002 la Secretaría de Salud, reporta que la mortalidad por VIH/SIDA  en adolescentes de 15 a 19 años de edad represento el 0.65% durante este periodo. (9,10,11)
Los jóvenes adolescentes son especialmente vulnerables a la infección por el VIH, ya que se que se encuentran en un periodo de transición en el que ya no son niños pero no han llegado a la edad adulta, su desarrollo social, emocional y psicológico es incompleto, y estos tienden a experimentar con formas peligrosas de comportamiento, a menudo sin darse cuenta del peligro. (12)
Por otra parte en su mayoría las personas jóvenes tienen solo un conocimiento limitado VIH/SIDA, en gran parte por que la sociedad no les facilita la obtención de información. Con frecuencia las políticas sociales ponen de manifiesto la intolerancia y discriminación contra la juventud, como cuando limitan el acceso a la información sobre la salud y al cuidado de esta.(13). Las respuestas de la salud pública a las necesidades de estos adolescentes suelen ser contradictorias y llevar a la confusión. así mismo, las normas y expectativas sociales, junto con la opinión de los adolescentes, influyen poderosamente en su comportamiento, generalmente de manera tal que contribuyen a aumentar los riesgos para la salud.
Epidemiología del SIDA
A partir de un enfoque holístico , se reconocieron cuatro esquemas de trasmisión del SIDA que se distinguieron por el nombre de la área territorial en que imperan: África y el Caribe, Estados Unidos de América y Europa Occidental, América Latina y Asia y Oceanía.
EL VIH ES ALGO QUE NO DEVERIA OCURRIR EN LA ETAPA DE LA ADOLESCENCIA POR QUE PARA ESO HAY VARIOS METODODOS PARA PROTEGERCE CONTRA ESA ENFERMEDAD MORTAL Y LO S ADOLESCENTES DEBEN TENER RELACIONES SEXUALES PERO SIEMPRE CON PROTECCION PARA QUE NO CONTRAIGAN ENFERMEDADES CONTAGIOSAS.
ATENTAMENTE :JHONATAN POZO GUTIERREZ